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Denuncias cruzadas: por qué cerró el restaurante temático Perón Perón

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El icónico restaurante porteño «Perón Perón» cerró sus puertas este jueves en medio de un escándalo en el cual nadie se pone de acuerdo: mientras los dueños denuncian la intervención de matones y aprietes, los empleados hablan de un caso de evasión impositiva.

El local ubicado en calle Carranza bajó sus persianas y sus propietarios emitieron a través de las redes un confuso comunicado en el que hablan, sin dar nombres, de actitudes mafiosas: «Esta semana(…) no nos dejaron entrar al restaurant. Nos esperaron con matones en la puerta. Nos despidieron a los gritos. Cambiaron las cerraduras. Entraron en las computadoras. Se robaron nuestras recetas. Se quedaron con el futuro de seis años de trabajo», denunció el chef, Gonzalo Alderete Pagés.

 

El chef apuntó, tanto en su cuenta de Twitter como en Facebook, contra Daniel Narezo Roig, el creador de la idea y primer dueño, quien habría decidido romper el acuerdo con el chef y darle otro vuelco al local. El «empresario» es un hombre cercano a Hebe de Bonafini y a Víctor Hugo Morales.

Según informó Clarín, un empleado contó que la meca gastronómica del kirchnerismo, donde se fotografiaron desde Amado Boudou y Aníbal Fernández hasta Karina Rabolini y Jorge Coscia, contó que el local fue vendido, en medio de rumores de  falta de pago a los trabajadores, despidos y deudas impositivas. Los rumores, sin embargo, no pudieron ser confirmados porque los supuestos «nuevos dueños», Narezo y Fabiana Segovia, no levantan el teléfono.

«Es muy triste lo que está pasando. Cambió la firma, el Perón Perón ya no existe más. Ahora hay otras personas. Ya nada es igual. Hubo algunos cruces por este hecho, pero no llegamos a las piñas. Ya no se va a hacer más comida como antes», reveló el empleado.

Como su nombre lo indica, Perón Perón fue un restó temático peronista cuya propuesta gastronómica de comidas se caracterizaba por productos tradicionales argentinas y a precios populares. El local, ubicado en la calle Carranza al 2200, a una cuadra de la avenida Santa Fe, funcionaba allí desde hacía seis años.