Sociedad

El Vaticano comenzó a preparar la canonización del coronel Larrabure, asesinado por el ERP

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El Vaticano inició la fase preliminar de estudio sobre el martirio del coronel Argentino del Valle Larrabure, asesinado a manos del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), hace 47 años.

El obispo castrense monseñor Santiago Olivera, fue el encargado de divulgar que la Santa Sede dio el primer paso para evaluar la causa de su canonización.

“Según las normas procesales para las causas de los santos, primero hay que ver si hay materia para que pueda ser reconocido como mártir”, explicó el obispo, quien apuntó que “con las nuevas normas establecidas por el papa Francisco el martirio puede ser reconocido a quien haya entregado la vida a causa de su fe en Cristo por amor a la verdad o a la patria”.

En ese sentido, el sacerdote manifestó que una vez terminado el estudio preliminar “haremos una consulta a los obispos para conocer su parecer y, si consideramos que es viable, elevaremos un pedido de permiso para que la Santa Sede diga si, a su juicio, nada obsta para la apertura de la causa”.

Expresando así que “solo entonces comenzaría la fase diocesana de la causa”. Sin embargo, el prelado, que es delegado episcopal para la causa de los santos, admitió que “ya fue tanteando” sobre la opinión del Vaticano y le indicaron que procediera con la investigación.

Tenemos muchos testimonios que hemos recogido, testigos que han manifestado conocer el caso, pero estamos en una instancia preliminar”, prosiguió el obispo, quien puntualizó que la causa es impulsada por un grupo de laicos.

Añadió que su vicario judicial se ocupará de recolectar todos los testimonios posibles, sus escritos, su diario desde el cautiverio, sus cartas.

El caso de Larrabure, quien era ingeniero químico, es emblemático. Secuestrado el domingo 11 de agosto de 1974, en pleno gobierno constitucional de Isabel Perón, durante el ataque de unos 70 guerrilleros del ERP a la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos de Villa María, Córdoba, de la que era el subdirector, fue retenido más de un año en una celda subterránea, debajo de una mercería, en Rosario. El 19 de agosto de 1975, cuando tenía 43 años, fue asesinado y su cuerpo arrojado a una zanja.

La paradoja del caso es que parece un mártir sin martirizadores, porque la Justicia argentina se empecina en negar que haya sido un crimen de lesa humanidad, como resolvió la Cámara Federal de Casación Penal, un dictamen que fue apelado ante la Corte Suprema. “Por más que diga eso la Justicia, alguien lo secuestró, lo torturó, lo mató y tiró su cuerpo”, afirmó el obispo.