El expresidente boliviano Evo Morales visitó este lunes por la noche al presidente argentino Alberto Fernández en la Residencia de Olivos, donde hablaron de la actualidad de ambos países, de la situación mundial en el contexto de la pandemia de coronavirus y del fallo que benefició a Lula da Silva.
El ex mandatario boliviano, en compañía de algunos amigos, había estado ayer por la tarde en la cancha de Vélez donde presenció desde un palco el partido que por la Copa Libertadores femenina jugaron Boca y Deportivo Trópico de Bolivia.
De allí se fue a Olivos. Con Fernández estuvieron hablando de la actualidad política en los dos países, especialmente de los desafíos que implica la salida de la pandemia, de cómo marcha la vacunación en ambos territorios y del fallo judicial que se conoció ayer sobre el ex presidente brasileño Lula da Silva, quien fue absuelto por un juez de sus condenas por corrupción dentro de la causa del Lava Jato y que debido a esta medida judicial recuperará sus derechos políticos.
Para la cena se sumaron la primera dama Fabiola Yáñez y el periodista Gustavo Sylvestre, quien momentos antes le había hecho una extensa entrevista al jefe de Estado argentino en la que, entre otros conceptos, se anunció la salida del gabinete nacional de la ministra de Justicia, Marcela Losardo.
Para último momento de la noche quedó otra vez el fútbol. Estuvieron atentos viendo el choque entre River y Argentinos Juniors, que se disputó en el Monumental en el cierre de la cuarta fecha de la Liga Profesional de Fútbol.
Morales y Fernández fortalecieron su acercamiento con la estadía del líder cocalero en Argentina luego de la crisis política que lo obligó a renunciar a su cargo como presidente en Bolivia. En noviembre de 2019, Morales dimitió tras denunciar “un golpe cívico, político y policial”, en un mensaje televisivo. Esa decisión se produjo poco tiempo después de que Williams Kaliman, el comandante de las Fuerzas Armadas de Bolivia, le sugiriera que diera una señal concreta para desbloquear la crisis política que se había desatado en el país del altiplano.
Evo había convocado a nuevas elecciones después de que la Organización de Estados Americanos (OEA) tras auditar los resultados había detectado varias irregularidades, pero ese gesto fue considerado insuficiente. Y tuvo que irse de su país.