By La pérdida del poder de compra del salario de los argentinos, también se refleja en el valor de los billetes, es que por la alta inflación que atraviesa el país, la moneda de más alta denominación, ya debería haber sido reemplazada por otra diez veces más elevada.
A pesar de permanecer como el billete de más alta denominación, desde el 2017 cuando se lanzó, para que mantenga el poder adquisitivo, el billete de mil pesos, debería tener una denominación de 10.000 pesos.
Es que al momento de su creación el famoso hornero, tenía un valor en dólares de 56, por cada peso, ahora solo llega a los US$6 al oficial y alrededor de US$3 al valor del blue.
Su pérdida de valor es tan alta, que incluso está considerado como uno de los billetes de menor valor en toda Latinoamérica, a pesar de ser de los más elevados en denominación. Si lo comparamos, con algunos países de la región, en Uruguay existe el billete de 2000 pesos uruguayos, con los que se compra poco más de US$50.
En el caso de Brasil, el de 100 reales vale US$19,29, el de 20.000 pesos chilenos, US$22,40. Todos muy lejos de lo que ocurre en la Argentina.
Si lo medimos en valor de productos de la canasta básica de los argentinos, por ejemplo en asado, en 2017 con mil pesos podíamos comprar 7,8 kilos, al día de hoy, apenas unos 900 gramos.
De hecho, según la última medición del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina, de entre una veintena de cortes, quedan apenas cuatro por menos de $1000: carnaza común, falda, osobuco y picada común.
En términos de litros de leche, el billete de $1000 permitía comprar 44,2 en 2017 y en 2022 solo cinco. En kilos de pan, pasó de 24,9 a 2,6. Y en litros de lavandina, de 61,31 a siete.
