Política

La lujosa vida de Cavalieri: el gremialista que dirige hace más de 35 años el sindicato de comercio

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Armando Cavalieri, quien conduce el gremio de Comercio desde 1985, no ha vivido una vida acorde a un servidor público. Mansiones, estancias, empresas, son algunos de los lujos que ha comprado en las últimas cuatro décadas el Secretario General de la Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (FAECYS).

Nadie sabe cómo con un sueldo de sindical, que aunque sea la cabeza de la organización no debe ganar más de $800.000, pudo comprarse, por ejemplo, un club de campo de 92 hectáreas en Lobos.

Quienes lo conocen aseguran que es «su lugar en el mundo» y cuenta con una conveniente mansión de 17 habitaciones, en las que recibe a sus invitados.

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Cavalieri, mientras no está negociando paritarias que benefician al gobierno, está comprando empresas con regularidad.

En Roque Pérez tiene un «campito» de 5.000 hectáreas, donde opera un mega-tambo que produce 5.000 litros de leche por día, uno de los más importantes del país. En este terreno también se ubica su estancia «La Federala».

Según estimaciones, hoy «La Federala» vale unos US$ 33 millones de dólares. No está claro cuándo lo compró ni a qué precio, pero no se entiende como con un sueldo gremial un argentino en las últimas décadas ha podido acceder a este tipo de lujos.

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En Beiró 4385, Villa Devoto, está ubicada la «sede» de su holding. Desde ese lujoso edificio en la Ciudad de Buenos Aires, Cavalieri maneja los negocios e inversiones inmobiliarias, deportivas, turísticas, automotrices y autopartistas de su cartera.
En total son 9 sociedades, que Cavalieri asegura que maneja personalmente, mientras negocia una paritaria 20 puntos por debajo de la inflación para los empleados de comercio.
Eso sí, ninguna empresa ni las propiedades están a su nombre, lo cual facilita el relato que construye alrededor de su figura. Los que figuran son su hijo Sebastián Cavalieri, y su «íntimo» amigo Roberto Francisco Gómez.
Prácticamente nunca lo han investigado por estas irregularidades. En los 90s estuvo apadrinado por Jorge Alberto Triaca, ministro de Trabajo de Menem. Durante el kirchnerismo estuvo protegido por su amistad personal con Alberto Fernández y otros funcionarios de Néstor y Cristina.
Cuando llegó Macri al poder, Jorge Triaca (hijo) en el ministerio siguió los pasos de su padre y lo blindó de cualquier problema legal. Hoy, Cristina, Alberto y especialmente Claudio Moroni, lo tienen completamente blindado, de la prensa, de la Justicia y de cualquier intento por destronarlo en el Sindicato de Comercio.