Sociedad

«No nos abandonen, no somos unos chetos»: el pedido desesperado de los varados en Estados Unidos

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Después de que el presidente Alberto Fernández anunciara este miércoles la suspensión de vuelos de repatriación, los miles de argentinos varados en Estados Unidos levantaron la voz.

«Hemos decidido no ingresar más gente , por lo que le he instruido al canciller [ Felipe Solá ] que ayude con recursos a los que están en el exterior hasta que podamos ordenar este tema» , dijo el mandatario, y añadió: «En lo inmediato, salvo algún caso excepcional que lo justifique, van a tener que quedar esperando el momento del regreso».

Estos significa que los  10.000 argentinos varados en el exterior en los principales destinos (México, Estados Unidos, Cuba, España, República Dominicana, Perú e Italia) deberán seguir desangrando sus ahorros para mantenerse en pie en un país que no es el suyo.

Esta semana, Fernández expresó su enojo con quienes viajaron a zonas de riesgo cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya había declarado al coronavirus como una pandemia. Pero muchos de los varados no entran en esa categoría. Algunos por estudio, otros por trabajo y muchos por placer quedaron detenidos en una especie de burbuja y sienten que no tienen a quién acudir.

Melisa Muñoz (34 años) y Ezequiel Campos estuvieron en San Francisco, California y Nueva York, y ahora aprovechan para comprar comida mientras se hospedan en la casa de un amigo que hace más de veinte años vive en Long Island, a una hora de Manhattan.

«Lo más difícil es transitar el miedo, es leer lo que dicen de nosotros en nuestro país», confesó la especialista en Turismo , quien remarcó que además deben esforzarse por darle tranquilidad a sus amigos y familia que esperan su regreso. «Las noches son difíciles», subrayó a La Nación.

Melisa contó que si bien sabía del avance del coronavirus en Europa, no fue consciente de la situación que se esperaba: «Hoy, para nuestro país los que estamos afuera somos delincuentes, somos infectados», dijo Melisa con cierta resignación , y explicó que ella es joven y puede esperar, pero hay personas mayores y niños que todavía están lejos de sus casas y necesitan volver.

«No nos abandonen porque un par de estúpidos no cumplieron la cuarentena; no nos abandonen porque piensan que temenos que tener dinero para quedarnos», dijo , y remarcó que la Argentina solidaria debe ser para todos.

Y cerró: «No todos los viajeros tienen dinero para quedarse, no somos unos chetos».

La situación de María (30 años) es todavía más precaria: viajó por una beca de estudios en agosto de 2019 para poder trabajar parte de su doctorado en una prestigiosa casa de estudios en Nueva York. «Viajé haciendo un esfuerzo personal significativo, cuando el virus ni estaba cerca de empezar. Por eso me resulta un poco injusta la caracterización generalizada de ‘irresponsables’ que muchas veces hacen algunos», contó.

Su regreso oficial está pautado para abril, en un vuelo de Aerolíneas Argentinas, pero -después del anuncio de suspensión de vuelos- todavía no sabe si podrá volar. Mientras, María se hospeda en el alojamiento que le da la universidad, pero el próximo mes se le termina, lo mismo que el estipendio que recibía de su casa de estudios.

«Necesito volver sí o sí en abril porque se me acaban los recursos», señaló la joven a este medio, y añadió: «Entiendo perfectamente la magnitud de la situación, y creo que el Gobierno tienen la actitud acertada; están haciendo esfuerzos muy grandes por abordar el problema, pero quizás sería bueno poder tener una comunicación más fluida».

Por último, María destacó la gravedad del problema financiero que representa ser forzado a quedarse en el exterior. » Hoy se sigue aplicando el 30% del impuesto PAIS a las compras con tarjeta de crédito. Si una persona está forzada a quedarse más tiempo y tiene que pagar por servicios esenciales, como alojamiento o alimentos, para ese plazo ‘extra’, cargar con el 30% hace la situación financiera mucho más complicada».

Por su parte, Mercedes, de 35 años, viajó a Nueva York con su madre jubilada para disfrutar de unas vacaciones juntas el 8 de marzo, y desde entonces espera volver a casa: «Cuando comenzó el cierre de fronteras ella [su madre] consiguió volver, yo no. Mi fecha de regreso se reprogramó para el 11 de abril, pero ya me dijeron que está cancelado», contó la mujer, quien detalló que debe volver antes de mayo.

«El consulado cerro sus puertas para atender consultas, sólo a veces contestan el teléfono y cuando lo hacen te dicen que ellos no pueden hacer nada, que ‘ajo y agua'», reveló.

La mujer expresó su descontento con las decisiones de la administración de Alberto Fernández, y las comparó con las de otros países. «Si bien en países de primer mundo como Estados Unidos y Australia las fronteras están cerradas para turistas, podés volver a tu país perfectamente», argumentó.