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Tributaristas alertan sobre el efecto negativo de un nuevo impuesto a los Bienes Personales prometido por Alberto Fernández

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Este fin de semana, el candidato presidencial Alberto Fernández vocalizí su intención de aumentar el impuesto a los Bienes Personales. Sin embargo, los especialistas en temas tributarios advierten sobre sus efectos negativos en la economía: se aplica cada vez más sobre sectores de clase media, no tiene en cuenta las deudas del contribuyente y las devaluaciones impactan en los montos sobre los cuales se calcula (un contribuyente que tiene ahorro en dólares, por ejemplo).

Según informó este lunes Infobae, el tributo se aplica sobre el patrimonio que tiene una persona al 31 de diciembre de cada año, incluyendo bienes como propiedades, vehículos, inversiones (plazos fijos, bonos, acciones) y objetos personales y del hogar; también los radicados en el exterior. Quedan excluidos los títulos y bonos emitidos por el Estado (Nación, provincias y municipios) y los depósitos en pesos y moneda extranjera en cajas de ahorro.

Se debe comenzar a tributar cuando la suma de los bienes declarados excede un piso establecido previamente que, en el caso de 2019, se determinó en $2 millones, unos USD 33.283 al tipo de cambio del viernes pasado (60 pesos por dólar).

Por encima de ese piso y hasta $3 millones de patrimonio, el contribuyente pagará una alícuota del 0,25%. Entre $3 millones y $18 millones, la alícuota será del 0,50 por ciento. Y para más de $18 millones, del 0,75 por ciento. “En 2018 la alícuota fue de 0,25%, la más baja. De seguir aumentando sin considerar ningún pasivo, se torna un impuesto que puede llegar a ser confiscatorio. Si se intenta llegar a 2% o 3%, ningún país del mundo aplica estas alícuotas y hoy los activos financieros no tienen ese rendimiento”, explicó César Litvin, especialista en temas tributarios.

Las fuertes devaluaciones del peso en los últimos años hicieron que cada vez más gente, de sectores de clase media, comiencen a pagar este tributo. Cuando el impuesto se estableció originalmente, en el año 1991, el monto a partir del cual se pagaba era USD 100.000, hoy está apenas por encima de los USD 33.000. 

“Aquellos que tienen dinero en dólares, con la devaluación se les genera una gran carga”, indicó Litvin.

Según los tributaristas consultados, además, este impuesto tiene un “pecado de origen”: alcanza a solamente los activos de una persona y no tiene en cuenta sus deudas. “Esto hace que se pague incluso cuando una persona se endeuda para adquirir su patrimonio”, advirtió Iván Sasovsky, titular del estudio Sasovsky & Asociados.

¿Qué efectos tendría en la recaudación general un ajuste sobre el impuesto a los Bienes Personales?

Los tributaristas consideran que no sería muy importante: “Se le está poniendo muchas fichas a este impuesto y en realidad tiene muy escasa recaudación. En la Argentina, el podio de los impuestos que más recaudan son IVA, Ganancias, Ingresos Brutos, débitos y créditos bancarios, derechos de exportación, y luego, muy atrás Bienes Personales, que no tiene una recaudación importante», advirtió Litvin. “Gran parte de los países modernos ha derogado este impuesto porque es una desmotivación al ahorro y genera una fuga de capitales”, agregó.

“Es un impuesto que no existe en ninguna parte del mundo con las características argentinas, y es un pésimo impuesto porque no tiene en cuenta los ciclos de la economía y en nuestro país se acumula con el impuesto a la renta que ya es altísimo, además que se tributa también sobre la inflación. Pensar en financiar el déficit con este impuesto es una locura”, indicó Sasovsky.