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Un estudio internacional calcula pérdidas “devastadoras” en los chicos de los primeros grados por el cierre de escuelas

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Una investigación internacional calculó que, para los alumnos de los primeros grados de primaria, el cierre de las escuelas y la suspensión de las clases presenciales será el equivalente a haber perdido 1,8 años de aprendizaje cuando estén en tercer año de la secundaria.

Los autores del estudio son contundentes respecto a las consecuencias de la pandemia en la educación. Hablan de “pérdidas devastadoras”, en especial entre los chicos de los primeros grados (donde se aprende, entre otras cosas, a leer y escribir) provenientes de países de bajos y medianos ingresos.

Las conclusiones surgen de un nuevo informe del Observatorio de Argentinos por la Educación. El documento presenta los resultados de las investigaciones realizadas por el programa internacional Research on Improving Systems of Education (RISE), basadas en modelos matemáticos que ponderan los efectos de los cierres escolares a largo plazo.

“Cada vez hay más evidencia de que los niños han sufrido pérdidas sustanciales de aprendizaje durante el cierre de las escuelas. Nuestro trabajo muestra que las pérdidas continuas de aprendizaje incluso después de que los estudiantes regresan a la escuela podrían ser devastadoras para el futuro de los niños”, sentenció Michelle Kaffenberger, investigadora de RISE y de la Blavatnik School of Goverment de la Universidad de Oxford.

Justamente ayer en la Argentina se conoció que el Gobierno decidió suspender por segundo año consecutivo la aplicación de las pruebas Aprender. En lugar de la evaluación estandarizada, aplicarían una prueba piloto a tan solo 120 escuelas primarias en octubre, además de encuestas a directivos, docentes y alumnos.

La principal conclusión del estudio del RISE es que la falta de un año de clases implica perder mucho más que un año de aprendizajes a largo plazo para los alumnos que recién inician la primaria. La autora traza una comparación del grado 2 con el grado 8 (primer o segundo año de la secundaria, según la jurisdicción), en la que se ve claramente la diferencia en el impacto educativo entre los más chicos y los más grandes.

El cálculo toma como medida seis meses de cierre de escuelas. Argentina, entre cierres parciales y totales, estuvo sin clases presenciales ya un año y medio, al igual que buena parte de Latinoamérica.

Kaffenberger, la autora del estudio, no considera dentro de su estimación a las clases virtuales o remotas que tuvieron los chicos durante la pandemia. Asume que no se producen cambios o que los aprendizajes, si los hubo, fueron débiles, pero también abre la puerta a estrategias que permitirían, con el correr de los años, mitigar las pérdidas de contenidos.

“Con medidas de remediación y con reformas a largo plazo que prioricen aprendizajes y habilidades universales fundamentales, los sistemas educativos pueden salir de esta crisis con más fuerza. Los líderes educativos, las escuelas y los maestros deben garantizar que todos los niños tengan la oportunidad de ponerse al día y de continuar aprendiendo cuando regresen a la escuela”, señaló la especialista.

El planteo se refleja en los cálculos que realizó. Con estrategias de remediación a corto plazo, la pérdida para los chicos de segundo grado pasaría de ser de 1,8 años de aprendizaje a 1,3. Mientras que si la remediación fuera acompañado de una reorientación profunda a lo largo del tiempo, el daño se reduciría a un año de saberes.