By La crisis social y política desatada en Brasil en las últimas horas, tras la victoria de Lula da Silva como presidente, no cede y la actitud del actual mandatario Jair Bolsonaro, deja mucho que desear. Además de mantener el silencio por 48 horas y no reconocer el triunfo de su rival, el jefe de Estado, ahora se niega al traspaso de mando.
Según se supo, el mandatario saliente no quiere participar de la tradicional ceremonia en que debe colocarle la banda y el bastón de mando presidencial, a su sucesor. Igualando la actitud caprichosa que supo tener Cristina Kirchner en 2015, cuando se negó a hacer los honores al electo Mauricio Macri.
Mientras tanto, la violencia escala en las calles brasileñas, en donde partidarios de Bolsonaro, cortan y bloquean las principales rutas, enfrentándose a la policía y reclamando la intervención de las Fuerzas Armadas, para que Lula no asuma como presidente.
A pesar de que, el actual jefe de Estado, mantuvo una breve conferencia de prensa ayer por la tarde, en donde dijo que “como presidente de la República y ciudadano, seguiré cumpliendo todos los mandamientos de nuestra Constitución”, parece que no cumplirá su palabra.
En tanto, Bolsonaro, expresó que desde el primer día del año próximo, se dedicará a crear un “gabinete en las sombras” que controle al nuevo presidente Luiz Inacio Lula da Silva, para seguir de cerca su gestión, en pos del pueblo que dice representar.
La elección en el país del carnaval, fue muy ajustada, ya que Lula ganó con el 50,9% de los votos, mientras que Jair obtuvo un 49,1%. Por lo que gran parte de la población se mantiene dividida entre uno u otro de los referentes.
Por ahora, el actual titular del Ejecutivo carioca, dejó trascender que no piensa estar para entregarle la banda presidencial a su vencedor en el traspaso de mando, y que eligió a su vice, Antonio Mourao, para que lleve a cargo la ceremoniosa tarea.
